5 Pieles de Hundertwasser
2 a. piel - La Ropa / El Vestido. Cubre nuestra desnudez. En ella se expresan parte de nuestros gustos, la manera en que nos mostramos a las demás personas así como un intento por diferenciarnos, de adquirir un estatus o una particularidad. A pesar de esto, el vestido o segunda piel, se enfrenta a tres problemas: la uniformidad, la simetría en la confección y la tiranía de la moda. Hundertwasser llama la atención sobre la según da piel, el color, el diseño y el valor que se le da en nuestra cultura. Nos invita a reapropiarnos de ella y a ser dueños y dueñas de lo que queremos mostrar.
3 a. piel - La Casa / Habitación. Como prolongación del cuerpo humano, la casa se transforma en hogar con cada una de sus habitaciones y lugares. Los espacios que habitamos y su arquitectura definen las maneras en que nos comportamos y relacionamos con las y los demás. Esto nos lleva a la necesidad de personalizar nuestros espacios para convertirlos en expresión de nuestra individualidad en constante tensión/implicación con los intentos de generar uniformidad. Frente a esto Hundertwasser propone “El derecho a la ventana”, “Los árboles inquilinos” y “El enfrentamiento ala tiranía de la línea recta en la arquitectura”.
4 a. piel - La Identidad / El entorno. El entorno y el territorio expandido se construyen con otras personas, desde las más cercanas, como aquellas de nuestra familia, hasta nuestras amistades, vecinos, vecinas y demás habitantes de la ciudad y del país. Ser consciente del entorno demanda una mirada ecológica, sensible, en la que apreciamos nuestra pertenencia e interdependencia. Cada quien construye el mundo que habita y afecta a la vez que éste lo construye y afecta. Lo que somos es resultado de lo individual y lo colectivo que se expresan a través de nuestra particularidad.
5 a. piel - La Tierra / El Mundo. Vivimos en un mismo planeta, en relación permanente no sólo entre los seres humanos, también con los entornos que habitamos. Nuestro mundo se integra al cosmos de maneras sutiles y desconocidas, en un ciclo de creación y destrucción constante. El ser humano puede y debe asumirse como copartícipe de la creación, que recrea la dimensión de la vida y lo vivo, el planeta también es un ser vivo.
A muchas personas nos han enseñado que cuerpo y espíritu son dos cosas aparte, donde lo trascendente es el espíritu, mientras que el cuerpo es carne, y algunas veces es hasta pecaminoso. Pero, realmente, el ser humano es un todo vivo y orgánico, es una fusión de cuerpo y espíritu en cuya intersección está la vida. Pensar que yo tengo un cuerpo es diferente a pensar que soy un cuerpo porque, como dice el profesor Álvaro Restrepo, ser un cuerpo significa aceptar que mis ideas, emociones y sensaciones se originan también en mis huesos, órganos y músculos. Para cuidar el cuerpo es necesario empezar por aceptarlo y reconocerlo como el primer territorio de decisión, poder, transformación y ejercicio de los derechos. A través del cuerpo podemos revelarnos ante las demás personas, relacionarnos con ellas y expresarnos ante el mundo; el cuerpo es el lugar donde podemos ser y habitar. De allí que sea tan importante dedicar tiempo a realizar actividades que nos permitan explorar, conocer y disfrutar nuestro cuerpo, desarrollar las habilidades que tenemos y potenciar otras para conseguir armonía y goce en la interacción permanente entre cuerpo y espíritu. ¿Y qué tipo de actividades nos permiten hacer eso? Puedes comenzar por la danza y todos los deportes existentes, el yoga, las artes marciales, algún tipo de meditación, todas las expresiones artísticas, la contemplación de la naturaleza, el silencio, la respiración consciente, etc. Lo importante es encontrar la que más te guste, con la que te sientas cómodo y con la que logres la experiencia consciente de ti mismo, porque no es suficiente realizarlas solo como prácticas formales. Claro que este es todo un camino, y hay que ser constante… Hay que practicar y practicar…El cuidado del cuerpo implica la relación que tenemos en todo momento con nuestro cuerpo, incluso cuando caminamos, besamos, reímos o abrazamos. Sí, cuidar del cuerpo significa asimilar de forma creativa todo aquello que nos pueda ocurrir en la vida: compromisos, éxitos, fracasos, tristezas, alegrías, crisis existenciales, amores, desamores, salud, enfermedad y demás. Esa es la única manera de crecer y de hacernos personas maduras, autónomas, sabias y libres. Ante la pregunta ¿Qué significa cuidar de nuestro cuerpo? Boff responde: “Inmensa tarea. Implica cuidar de la vida que lo anima y cuidar del conjunto de las relaciones con la realidad circundante, relaciones que pasan por la higiene, por la alimentación, por el aire que respiramos, por nuestra forma de vestir y por el modo de organizar nuestra casa y de integrarnos en un determinado espacio ecológico.”
(p. 118-119) Cuidar de nuestra salud es mantener una visión integral sobre el ser humano, buscando construir un equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu. Referencia: resumen de Educación para la Ciudadanía y la Convivencia. Secretaría de Educación del Distrito. CINEP / Programa por la Paz Bogotá, D.C., Colombia. 2015.
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